LA SEMIÓTICA
Un
recorrido saludable
Jesús Ma Pineda-Patrón[1]
De múltiples
colores y sabores, y de propiedades científicas, artísticas y tecnológicas la
han hecho famosa. ¿Qué hay detrás y que se dice de ella?
El éxito y la fama de las bondades, todas
problemáticas, de la semiótica ha hecho que hoy en día en los laboratorios, en
las aulas universitarias y centros de creación, publicitarios, de diseño y
comunicativos en general y hasta en los grandes centros comerciales, sistemas
de transporte masivo, bares, templos religiosos e inclusive juzgados y
prostíbulos, se puede encontrar la semiótica como un producto de los más usados
y vendidos.
¿A qué se debe su éxito?
Tal vez las bondades operativas de lo que es la semiótica
se le atribuyen, muchas de ellas, a sus excelentes desempeños a los campos del
conocimiento, de la creatividad, y de la técnica. La primera está relacionada
con la acción cognitiva del saber o reconocer que sirve para crear, a su vez,
cuerpos, conceptos y sentidos en los que, inclusive, aún no se han generado. La
semiótica, así se constituye generadora de contenidos los cuales referencian
procesos, mediaciones y nominaciones a objetos que el hombre en su espacio está
obligado a reconocer como actos innovadores.
¿Cuál es el secreto? Básicamente, es una disciplina
que ayuda, junto a un pensar sano y reconstructivo, además de un ejercicio
regulador de las gramáticas del pensamiento a que se logre crear mundos
posibles e imposibles que tipifican la versatilidad de la historia resignificada.
·
Es
una disciplina diurética del pensamiento por tanto permite perder lo vetusto y
lo anacrónico como actos de la historia epistemológica acumulada para perder lo
insignificado.
·
Tiene
un efecto depurativo de la realidad pues estimula el movimiento social ayudando
a desechar lo que no sirve contemporáneamente.
·
Evita
la absorción excesiva de la mediocridad por contener esencias y sustancias
fuertemente estéticas y filosóficas.
·
Logra
generar una sensación de abundancia, de generosidad y de amplitud del sentido y
lo hace a través del contacto simple y básico del sujeto, el espacio y mensaje.
·
Al
emplearla, estimula el cerebro a no comerse toda la realidad de un solo bocado.
Estas bondades de la semiótica bastarán para ser la
muy especial en todos los campos del conocimiento e inclusive, los campos donde
la ciencia, las artes y la tecnología aún no han llegado; pero hay más.
Es una perfecta disciplina innovadora y creativa lo
que significa que permite un mejor funcionamiento de los signos, de sus
señales, de sus referentes, de sus significantes y de sus conceptos ayudando en
la tarea de mantenerse joven, comunicativamente hablando.
Es beneficiosa para romper los bloques de la
inexpresividad y del aburrimiento creativo de la realidad; sirve para la
correcta función de los anillos que circundan las leyes y las gramáticas
grasosas e inoperantes del Estado.
Asimismo, tiene la propiedad de brindar asignaciones
a acciones políticamente incorrectas: hace de la ética y de la justicia social
un entramado de opciones discursivamente aceptables.
Además, se sabe que posee altos contenidos de
variabilidad significativa, pues es un excelente lenguaje para el mantenimiento
de los objetos recónditos, secretos y anónimos. Esto es que, por ser buena para
la formación y mantenimiento del sentido, su acción recreativa y
resignificativa del sentido la hace absorbente para todo acto de creación. Es
auscultadora y preguntona sobre lo que otros y muchos consideran patologías de
la realidad. Niega el otricidio y permite que entre el sinequismo.
Por haber tenido en la historia reconocidos y
excelentes elementos de asimilación, y disimulación en los tejidos de la
sociedad y de la cultura, es un excelente calmante para los dolores, los que
sufren el mal de la incomprensión.
¿Cómo consumir
la semiótica?
La forma ideal de consumirla es apartando de la
infusión la teoría, solo necesitamos, un método propio que recomiendan los
especialistas contemporáneos. En la infusión se debe agregar un quintal de
dudas a un poco de agua desordenada que provenga de un contexto, que se dejará
reposar después de su fervor. Se beberá en grandes sorbos cuando las
circunstancias de la ficción sobrepasen la realidad y en breves gotas cuando la
realidad supere la ficción. El efecto será una sensación de llenura y por lo
tanto disminuirá la incomprensión en el espacio que habitas. Algunos semiotistas
recomiendan el zumo de un jugo creativo añadiéndole una pisca de emocionalidad
optimista cada mañana. En las noches descansarás aspirando por el morro los
polvos de sus tufillos oníricos.
¿Acaso la semiótica tiene alguna contraindicación?
En su larga historia, a la semiótica no le han
encontrado ningún tipo de contraindicaciones que evidencien su inoperatividad;
pero se afirma, según cierto especialista, no usarla en los excesos, sobre todo
cuando los objetos de la realidad hablan por sí mismos en contextos
determinantemente literales.
Al mismo tiempo, estudios han indicado que la
semiótica mejora la circulación de las ideas, previene el reflujo de los
malgastos torpes y mediante su uso moderado, permite el seguimiento de lo que
verdaderamente se aloja en los propósitos de las acciones humanas.
Por último, lo que promueve hoy en día la semiótica,
es un acercamiento amoroso por las relaciones humanas, por el conocimiento
profundo de la intensión de los objetos y por la búsqueda y generación de
nuevos signos que relaten la vida humana en otros signos con el fin siempre de renovarnos,
con el fin de que siempre vivamos en otros signos y siempre renovarnos para
sentir miradas nuevas en nuestro devenir.
[1] www.chulespe.com, chulespe@gmail.com, @chulespe2012, Docente
de semiótica del Objeto, de Semiótica y Retórica Publicitaria, de Retórica de
la Imagen en la Pontificia Universidad Javeriana, Universidad Central, y
Unitec, Bogotá, D.C.